viernes, 7 de mayo de 2010

La Armonía Espontánea


Si me doy cuenta, por ejemplo, de que mi mente está en desorden, creando confusión alrededor mío, querré ponerme en orden, querré ser feliz. Y el abrirme a lo trascendente será condicionado a esto: para ser feliz. Es muy humano que así sea, pero no puede funcionar bien porque estoy actuando para beneficio propio y no es posible que la totalidad esté al servicio de un “yo”.

Para que mi actitud sea la correcta y sus efectos reales, tengo que haber comprendido que el yo tiene que disolverse en la conciencia total. Lo que creo ser, no es lo real, es una creencia, algo provisional. Y esto es difícil de ver.

No soy una realidad separada. Por eso no soy nada de lo limitado, soy todo lo infinito. No me empequeñezco, me integro en la Unidad y su Presencia silenciosa va armonizando mi vida. Con la contemplación, la meditación, puedo abrirme a aquello que ahora siento como trascendente, hasta que expresándose a través de mí por la fuerza de su belleza, me vaya haciendo una sola cosa con ello.

Al hacer esto no consigo nada, no hago ningún negocio espiritual. Sólo me abro a un estado de conciencia nuevo y al tocarlo, me transformo en ese nuevo estado. Soy esa conciencia de ser.

El hacer esta unidad que se fragua en el silencio no es privilegio de elegidos. Donde me encuentre en este trabajo global, depende de la fe y confianza que tenga en ese momento. Si los primeros pasos los voy dando bien, cada vez podré trabajar más directamente porque mi confianza en la Vida total irá en aumento. Un día sentiré que la armonía surge espontáneamente.


Consuelo Martín - El Silencio Creador


-------------------------------------


El verdadero silencio es un brillo. Te sientes brillante. Se produce una iluminación, y tienes la profunda sensación de estar vivo.


Adyashanti


10 comentarios:

  1. Sí, por aquí se ha visto claramente que la confianza y la fe son indispensables al comienzo, que bien puede llamarse así también a la operación de la Gracia. Y la posterior y creciente certeza de ser esa consciencia de ser sigue siendo también producto de esa fuerza.
    Grande Consuelo Martin. Gracias por acercárnosla.
    Un abrazo Neytiri!

    ResponderEliminar
  2. La espiritualidad es un mundo intangible al cual podemos acceder a través de la meditación, y esa meditación debe estar siempre acompañada de confianza y fe, que vamos reforzando con nuestro crecimiento.
    Muy bueno este post Neytiri, porque es un tema que no se menciona mucho.
    Gracias.
    Un abrazo muy luminoso!

    ResponderEliminar
  3. Hola que bueno este espacio.

    Querré ser feliz y poner mi mente en orden. Y solo podré cuando abra tanto los brazos que el infinito quepa en mi corazón.

    ResponderEliminar
  4. No ser una realidad separada, como dice Consuelo. Una tarea menuda y, sin embargo, gigante. Restablecer la conexión con el infinito. Un tratado de meditación excelente. Gracias, Neytiri por esta página.

    ResponderEliminar
  5. Otra de las consecuencias de este entendimiento es que todo es perfecto tal cual es. Cuando por fin se hace el silencio, nada hay que cambiar, pues quién habría de hacerlo?
    Hermosos los textos que traes.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Lo llamas operación de la Gracia, José Manuel, y creo que es una magnífica descripción. Es la gracia operando en nosotros. Y luego, reforzándose, a medida que se va profundizando en ese descubrimiento. Gracias a ti por la visita. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. Veo que tú y yo coincidimos, Yamuna, con lo que también dice José Manuel. Esa confianza proviene de uno mismo, del conocimiento básico: “Yo Soy”. A partir de allí, se va reforzando en su propio ser. Un abrazo luminoso también para ti.

    ResponderEliminar
  8. Hola, Nanako. Bienvenida. Hermosas palabras las tuyas. Que el infinito quepa en tu corazón. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  9. Sí, es verdad, Oso. Una tarea de cada detalle, de cada paso. Y al mismo tiempo, con el infinito como escenario. Gracias por tu visita.

    ResponderEliminar
  10. Todo es perfecto tal cual es. Así como lo dices, Zanara. El silencio no quiere otra cosa. Gracias por este comentario. Un abrazo.

    ResponderEliminar